De pelis veraniegas

Ayer por la tarde-noche nos fuimos al cine. Se me ocurrió la brillante idea de ir tras caer que salgo dos horas antes del curro y puedo ir a la sesión de las 8:30, que podía quedar con mi nene un rato antes y tomarnos algo en una terracita previo al cine, que con la calorcita que está empezando a hacer nada mejor que meterse en un sitio con aire acondicionado, que con la calor (nuevamente) mi neurona solo quiere algo suave y, que coño, que se me apetecía meterme en una sala oscura a ver algo (uff, la de tiempo que eso no pasa).

Así que nos fuimos a ver lo que mis amigos y yo llamamos películas de encefalograma plano, es decir, a la entrada dejas el cerebro, desconectas, disfrutas de la peli y a la salida recoges el cerebro y como si no hubiera pasado nada. Sí, amigos, fuimos a ver la tercera parte de la momia, La momia: la tumba del emperador dragón.



Y no defrauda, da todo lo que ofrecía y más. Actuaciones planas y sosas, guiones inconsistentes, uso y abuso del CGI (efectos especiales generados por ordenador), poco humor y patadas a diestro y siniestro a la Historia, Arqueología, a la gravedad, etc. Eso sí, es coherente consigo misma. No da más de lo que no se esperaba, así que no entiendo que la gente se queje tanto. Pero bueno ¿qué esperaban de una tercera parte de una saga donde la segunda parte ya era infumable? En fin, si quieres reirte un poco de una buena crítica, lee la de Mocho, que también fue a verla.

Cambiando totalmente de tema. En los últimos días ha habido una pequeña polémica con algunas declaraciones de George Lucas sobre una posible quinta parte de Indiana Jones (y aquí es donde me acuerdo de Liza Minelli: Money makes the world go round). En fin, espero que Lucas se lo piense mejor (lo dudo) y se quede quieto un ratito. Y si no, que se cumpla algo que se ha podido ver en la Comic Con de San Diego: Lucas emulando a Han Solo y congelado en carbonita.



Y hasta aquí llegó lo que se daba. Que la Fuerza os acompañe (y si Lucas nos deja).