sábado, 12 de enero de 2008

De mascotas inesperadas

Por razones que no vienen al caso (la historia es muuuuy larga), se puede decir que los Reyes nos trajeron una mascota ya conocida.



Digo conocida porque ya estuvo con nosotros algún tiempo. Cuando falleció la madre de mi pareja se vino a casa unos tres años pero cuando compramos la casa lo tuvimos que dejar con una de las hermanas porque se ponía a llorar (el pobre). Ahí donde lo veis tiene como 16 ó 17 años (la edad es una de esas grandes incógnitas como la edad de Sara Montiel, por ejemplo) y ya está un poco viejito, para lo que quiere. Porque en cuanto ve un poco de comida se lanza a por tí. Todavía me acuerdo cuando mi sobrina, la más pequeña, tenía un año y le di una galleta para ella; el muy mamón vino hasta ella y le quitó la galleta sin que se diera cuenta. La cara de mi sobrina era un poema.
En fin, como dice el refrán "A quien Dios no da hijos... el diablo le putea". Pues eso.

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