jueves, 17 de enero de 2008

De trabajos y trabajos

Ayer y hoy he bajado a la cueva, yo la llamo así aunque podría ser el sarcófago de cualquier faraón o de Chernobil. Supongamos que el sitio donde trabajas tiene un sótano enorme, donde trabajas tú y bastantes compañeros más, la gente estudia y demás, con iluminación natural y aire. Supongamos que debajo hay otro sótano, al que sólo accede el personal y aunque hay alguna ventana pues como que sin fluorescente no encuentras ni tu sombra. Y supongamos que debajo hay otro sótano, más pequeño donde todo son paredes y no oyes ni tu respiración. Esa ... es la cueva. No todo el mundo baja ahi porque ni falta que hace ni maldito interés que tiene el sitio así que cuando alguien baja siempre hay otro que dice: "Te acompaño que nunca he bajado" o "Quiero mirar que hace tiempo que no he ido". En fin, cuando entré a currar aqui me curé con sobredosis porque tuve que trabajar ahi como un mes, así que ni ganas de volver.

Y, encima, ha vuelto "El belga". Verlo el viernes pasado en la conserjería fue impactante pero que te venga media hora antes de cerrar y te absorba todo ese tiempo fue insufrible. El belga es un señor mayor (creo que debe estar jubilado) de Bélgica (de ahí el sobrenombre) que suele venir a principios de año a dar un curso/conferencia/charla o similar sobre la Unión Europea. Y siempre pide información, alguna bastante surrealista, sobre ese tema. Es muy educado, eso si, pero es un poco pesadillo y todo el mundo huye en cuanto lo ve. Lo suele atender una de mis jefas que se encarga de todo ese tema pero ahora está de baja y como el susodicho ha venido por la tarde, ¿adivinais a quien le ha tocado? Y, para colmo, se ha aprendido mi nombre (Regla nº1 de todo buen personal que atiende al público: Nunca, nunca pero nunca dejes que sepan tu nombre. Si lo saben controlarán tu vida).

Lo mejor de hoy. Ha venido un chico italiano que quería sacar un libro pero no podía porque no tenía ninguna acreditación (mi compañera no le dejaba y miraba para mi). Me acerco, lo busco en el programa y le presto el libro, y él tan contento me dice: Muchas gracias, ¿cual es tu nombre? y se lo dije, claro. (Regla nº2 de todo buen personal que atiende al público: Deja que algunos controlen tu vida, y otras cosas). Suspiro mental y quejío mental a la velocidad de la luz. Pero volverá, todos acaban volviendo.

Hasta el infinito y más allá.

4 comentarios:

rickisimus2 dijo...

Pues déjate controlar por el belga y olvida al italiano. ¿O es al revés?

Anónimo dijo...

me da que es al reves rickisimus!! y si el italiano no vuelve y se queda con el libreo que??? jajaja

Anónimo dijo...

uyuyuy pillin .... que eres un pillin .....
besukos
mokko

starfighter dijo...

Pues si, soy un poco pillo pero a nadie le amarga un dulce, ¿no? Es que tantas hormonas desatadas por alli, algo se te pega.
Ademas, el italiano volverá, otra cosa es cómo y cuándo. Estaremos atentos ;P
Un abrazo